Tuesday, February 24, 2009

DIEZMAR O NO DIEZMAR


La lectura de hoy se encuentra en Levítico 27:30. Dios claramente estableció el requisito del diezmo de todo y cuanto una persona cosechara como fruto de la tierra.


Hoy en día, existe tanta gente en contra del diezmo. Muchos argumentos han surgido estableciendo que ya el diezmo es algo inventado por los hombres y no requerido por Dios. Uno de los argumentos más fuertes lo hacen aquellos que dicen que el diezmo fue establecido por Dios como parte de la Ley de Moisés. Sin embargo, este argumento es falso y errado. La Biblia nos enseña en Génesis 14:20 que Abram pagó sus diezmos al sacerdote Melquisedec. Es interesante notar que la Ley aún no había sido establecida y ya Abram cumplió con esta responsabilidad divina. De la misma forma, cuando Jacob huía de su hermano Esaú hacia Harán, se acostó a dormir en un lugar donde tuvo un sueño extraño. Veía una escalera que llegaba al cielo y de ella subían y bajaban ángeles. Al final de aquella escalera estaba Dios mismo y le habló a Jacob prometiendo guardarlo y prosperarlo. Cuando Jacob despertó, consagró aquel lugar a Dios y dijo, “…y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” Nuevamente, esto fue muchos años antes que la Ley se estableciera y ya estos hombres de Dios se habían comprometido a pagar sus diezmos.


Otro argumento que la gente hace es que el diezmo se lo gastan o se lo quedan los pastores. Es importante entender que para eso exactamente fue que Dios estableció los diezmos. La tribu de Leví fue elegida como nación sacerdotal para Israel. Cuando el pueblo tomó posesión de la Tierra Prometida, a Leví no se le dio heredad en medio de sus hermanos. Dios estableció que “…he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.” Aún hoy, los siervos de Dios dependen del diezmo para suplir su salario. Lógicamente que han habido serios abusos. Pero esto no debe ser usado como una generalización. Esta es la forma en que Dios ha provisto para el sostenimiento de aquellos que le sirven y que trabajan en Su obra. Además, piense usted por un momento. ¿Le gustaría que su salario dependiera de lo que otros aportan? De acuerdo a un estudio desarrollado por el Grupo Barna, menos del 10% de cristianos que regularmente asisten a una iglesia dan su diezmo. ¿Y usted cree que así puede un pastor hacerse rico?


Sin duda que los argumentos son muchos y las excusas también. Pero para Dios nada de esto tiene valor alguno. El ha dado la orden que demos nuestro diezmo de todo lo que adquirimos por medio de nuestro trabajo. Y también ha prometido bendecirnos en grande manera si le obedecemos. Dejemos a un lado nuestras quejas y pleitos con Dios y obedezcamos Su Palabra. Aunque los hombres fallen, El nunca lo hará.

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