La lectura de hoy se encuentra en Josué 21:43-45. En unos breves versos, la Biblia nos recuerda que Dios es fiel a Sus promesas.
El pueblo de Israel había sido liberado de Egipto por mano de Moisés. Tristemente, en el desierto el pueblo se rebeló y murmuró contra Moisés y contra Dios. En su ira, Dios aseguró que ninguno de ellos entraría a la Tierra Prometida para poseerla. Unicamente Josué y Caleb disfrutarían de esa bendición.
Sin duda que el pueblo se habrá entristecido por no poder ver cumplida la promesa divina. Sin embargo, prepararon a sus hijos para no perder la oportunidad que les estaba siendo concedida a esa nueva generación. Una vez que Moisés entregó el liderazgo a Josué, notamos un drástico cambio de actitud en el pueblo. Todo y cuanto Josué ordenaba era obedecido al pie de la letra. Y Josué también cuidaba de cumplir con todo lo que Dios demandaba.En esta parte de la Biblia vemos que Dios le dio descanso al pueblo, cumpliendo así Su promesa. Ninguno de los enemigos del pueblo pudo hacerles frente ya que Dios los sometió bajo su autoridad.
El final de esta porción de la Escritura es maravilloso. Dice, “Y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra.” ¡Que así mismo sea para nosotros como individuos y como iglesia! Que podamos decir que Dios nos ha cumplido todas y cada una de Sus promesas y que nos ha dado aún más de lo que hubiéramos esperado.
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