Wednesday, February 4, 2009

PARA DIOS NO HAY FAVORITISMOS


La lectura de hoy se encuentra en Hechos 10. Allí se nos cuenta la historia del encuentro que tuvieron Cornelio y Pedro. Cornelio era un centurión (en otras palabras, tenía a su cargo a 100 soldados) que pertenecía al regimiento de La Italiana. Vivía en Cesarea y era un hombre temeroso de Dios lo cual le hacía llevar a cabo “muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel…”


No hay duda que este hombre deseaba conocer más a Dios pues la misma Biblia dice que “oraba a Dios constantemente.” Finalmente, un día Dios le respondió a través de una visión en la cual vio a un ángel que le daba instrucciones claras para ir en busca de Pedro que en aquel tiempo se estaba alojando en casa de un curtidor de pieles en Jope, a unas 50 millas desde el área de Cesarea.


Entretanto, Dios estaba tratando y preparando a Pedro. Mientras esperaba algo de comer, se le presentó una visión en la cual miraba un manto que descendía del cielo lleno de todo tipo de animales que la Ley de Moisés consideraba inmundo. Pedro recibió la orden de matar y comer esos animales. Pero el se rehusó explicando, “Jamás he comido nada impuro o inmundo.” Esto le sucedió tres veces hasta que Dios le dijo, “Lo que Dios ha purificado, tu no lo llames impuro.” ¡Qué maravilloso es saber que Dios tenía reservado para toda la humanidad el don de la salvación! Y nadie puede oponerse a Su plan. Fue en ese mismo instante que Pedro oyó que lo buscaban. Cuando descendió para averiguar qué pasaba, los mensajeros de Cornelio le relataron los sucesos que los había traído en su búsqueda.


Es importante notar que la tradición judía ordenaba que los judíos no debían relacionarse con personas que no eran judías. Mucho menos debían alojarlas o comer con ellas. Pero Pedro decidió mejor obedecer lo que Dios ordenaba. Acompañó a aquellos que lo buscaban hasta casa de Cornelio y allí predicó un poderoso mensaje que culminó con el derramamiento del Espíritu Santo sobre todos en la casa. Pedro no pudo más que decir, “Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos…”


Es así como aprendemos que Dios nos ha tenido misericordia y nos ha salvado. De la misma forma, El tiene misericordia de toda la gente. No hay persona en este mundo que no sea digna del favor y la gracia de Dios. Entonces, vayamos y prediquemos las Buenas Nuevas a todos ya que para Dios NO hay favoritismos.

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