Saturday, January 31, 2009

DIOS TAMBIEN REQUIERE ACCION


La lectura de hoy se encuentra en Exodo 14. Se nos cuenta la historia de cómo Dios libró a Su pueblo del poderío del faraón egipcio. Cuando todos los primogénitos de Egipto murieron, tanto faraón como sus oficiales demandaron que los israelitas se fueran del país. Sin embargo, después de considerar esta decisión por algún tiempo, cambiaron de parecer y fueron tras el pueblo de Israel, pensando hacerlo regresar a la fuerza.


Cuando Dios nos hace libre, no hay nada ni nadie que pueda volver a esclavizarnos. Faraón aprendió esta lección de manera dura y todo porque nunca quiso reconocer el poder y la fuerza de Dios. Faraón pensó que podría esclavizar de nuevo a los israelitas por medio de sus ejércitos. Tomó a todos sus oficiales, soldados, carros y caballos y fue tras ellos. Cuando pensó que los había alcanzado, Dios se interpuso entre ellos dando luz a los israelitas y oscuridad a los egipcios.


Es interesante notar que los egipcios pensaron que Israel estaba totalmente perdido con el mar al frente y el desierto a sus espaldas. Pero no contaban con la intervención milagrosa de Dios quien se especializa en hacer lo imposible. Dios le mandó a Moisés que dejara de orar y que accionara. Verdaderamente que hay un tiempo para todo. Y el tiempo de accionar la fe había llegado para el pueblo y para Moisés. No basta solamente con hablar acerca de lo que Dios puede hacer, sino que también debemos actuar sobre esa fe. Cuando Moisés se levantó y abrió los brazos, el mar se dividió en dos de tal forma que hubo un camino seco sobre el cual pasaron todos los israelitas. Ninguno de ellos se perdió porque actuaron en fe al caminar entre las murallas de agua que rodeaban el camino. Sin embargo, cuando los egipcios entraron a ese mismo camino, se confundieron porque a pesar de que el camino estaba seco, sus carros se atoraron y no pudieron avanzar. Cuando ya quisieron tocar la retirada, fue muy tarde. Dios comenzó a cerrar el mar. Pero lo hizo desde el lado por donde los egipcios habían comenzado, de tal forma que ya ni siquiera pudieron volver a su lugar de origen. Allí, en medio del mar, perecieron para nunca más volver a perseguir al pueblo de Dios.


¡Qué lección para nosotros! Dios nos manda a activar nuestra fe y a creer que El puede hacer hasta lo imposible. Pero nosotros debemos dejar de clamar y comenzar a actuar. ¿Andan mal nuestras finanzas? ¡Trabajemos en lo que sea! ¿Están enfermos nuestros hijos? ¡Oremos por ellos antes de ir a endeudarnos con el doctor! Solamente así podremos ver cómo Dios pelea las batallas por nosotros. Pero recuerde, Dios requiere de nosotros acción.

Friday, January 30, 2009

MARCADOS PARA SALVACION


La lectura de hoy se encuentra en Exodo 12. La Biblia nos relata las instrucciones que Dios le dio a Moisés para el pueblo de Israel. Estas instrucciones incluían detalles acerca de la celebración de la Pascua. Era necesario recordar con una fiesta solemne el hecho de que Dios había pasado por encima del pueblo israelita al castigar a los egipcios. Es importante notar que la obediencia de cada jefe de familia fue la clave para este evento tan importante.


Cada jefe de familia tuvo que escoger un cordero para sacrificarlo y cocinarlo. La sangre del animal fue usada para marcar los postes y el dintel de la puerta de cada casa. Es interesante que nadie pudo llevar a cabo este trabajo por nadie más. Cada jefe de familia era responsable por su propia familia. De esta forma, cuando el ángel del Señor pasó por Egipto, al ver la sangre del cordero, no tocó a nadie en esa casa. Sin embargo, las casas que no estaban marcadas sufrieron la grave pérdida de todo primogénito que allí vivía.


Egipto acabó siendo duramente azotado por la desobediencia de su líder. Faraón finalmente llamó a Moisés y le ordenó, “¡Largo de aquí! ¡Aléjense de mi pueblo ustedes y los israelitas! ¡Vayan a adorar al Señor, como lo han estado pidiendo! Llévense también sus rebaños y sus ganados, como lo han pedido, ¡pero váyanse ya, que para mí será una bendición!” Fue así como Dios libró a Israel del poderío egipcio. Y aún hoy en día se celebra la Pascua como el momento en que Dios pasó por encima del pueblo marcado con la sangre del cordero para azotar a los que no tenían esa marca.


Nosotros también hemos recibido instrucciones tan claras como las que Moisés le dio a los israelitas. Si no estamos cubiertos por la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, sufriremos graves pérdidas personales. Pero hoy es el día agradable de preparación. Es hoy cuando Dios nos hace la invitación de participar para evitar cualquier tragedia. Y no solamente debiéramos hacer preparativos para nosotros, sino también para nuestros hijos. Debemos marcar nuestro hogar de tal forma que cualquiera que pasare por él sepa que pertenece a Dios y que está marcado para salvación.

Thursday, January 29, 2009

PERDONAR ES MEJOR QUE PEDIR VENGANZA


La lectura de hoy se encuentra en Exodo 11. Allí se nos cuentan los detalles de la última plaga que Dios envió contra Egipto y el faraón. Mucha paciencia había tenido Dios con este hombre de corazón duro. Cada vez que una plaga llegaba, el faraón aparentaba arrepentirse y ofrecía dejar libre a los israelitas si la plaga terminaba. Una vez que la plaga era calmada, el faraón nuevamente adoptaba su posición inflexible y acababa no dejando libre al pueblo.


En esta ocasión Dios fue más severo y le dijo a Moisés, “Hacia la medianoche pasaré por todo Egipto, y todo primogénito egipcio morirá: desde el primogénito del faraón que ahora ocupa el trono hasta el primogénito de la esclava que trabaja en el molino, lo mismo que todo primogénito del ganado. En todo Egipto habrá grandes lamentos, como no los ha habido ni volverá a haberlos.” ¡Qué terrible castigo! Perder al hijo primogénito, al padre primogénito, a la hermana que nació primero, a la abuela primogénita, etc. Y todo por no querer obedecer a Dios.


Cuando Moisés fue a llevar el ultimátum al faraón, éste no quiso hacer caso. Entonces “…ardiendo de ira, salió Moisés de la presencia del faraón…” ¿Por qué se enojó Moisés? Porque para toda persona que ha conocido a Dios en verdad, nunca debiera haber el deseo intenso de venganza. El amor de Dios debiera ser más grande que nuestro deseo de ver a nuestro enemigo quebrantado.


Hoy podemos aprender que no importa cuánto nuestros enemigos nos hayan maltratado, todavía así podemos demostrarles amor. Nunca deberíamos orar pidiendo destrucción y juicio contra nadie. Dios sabe lo que hace y a Su tiempo dará a cada uno conforme a sus obras. Esperemos en Dios mientras intercedemos con perdón por aquellos que nos han maltratado.

Tuesday, January 27, 2009

OBEDEZCAMOS A DIOS SIN EXCUSAS


La lectura de hoy es bastante amplia. Se encuentra en Exodo capítulos 6 al 8 y habla del trato que Dios tuvo con Moisés. A pesar que Dios lo había llamado y le había mostrado Sus maravillosos prodigios, Moisés no quería muy bien cumplir con la misión divina. La Biblia nos dice que ya él había ido ante los israelitas, pero estos no le creyeron debido a su desánimo y tristeza. Es entonces que Moisés le dijo a Dios, “¿Y cómo va a hacerme caso el faraón, si ni siquiera los israelitas me creen?” Dios le dijo a Moisés que lo había puesto como Dios ante el faraón. Y hasta le dio por profeta a su hermano Aarón. Todavía así, Moisés no quiso comprender. Finalmente, para convencerlo, Dios comenzó a manifestar Su extraordinario poder enviando plagas contra los egipcios.


Es tiempo de hacer caso al llamado de Dios sobre nuestras vidas y dejar de inventar excusas inservibles. Dios es sumamente paciente, pero es necesario que le obedezcamos ya. No hay tiempo que perder. Vayamos y veamos las grandes maravillas que Dios ha de hacer cuando le obedezcamos.

DEJEMOS A UN LADO LAS EXCUSAS


La lectura de hoy se encuentra en Exodo 3. Nos habla de la historia de Dios llamando a Moisés a la misión mas extraordinaria y riesgosa de su vida. La Biblia dice que Moisés se dedicó a cuidar las ovejas de su suegro Jetro. ¡Qué increíble es pensar que después de haber estudiado en las más prominentes escuelas de aquel entonces, Moisés se rebajó a sí mismo para ser un simple cuidador de animales! Pero Dios siempre tiene planes diferentes para sus hijos.


Estando Moisés en sus ocupaciones acostumbradas y en lugares bien conocidos, Dios se manifestó ante él y le habló. Le dijo acerca del clamor del pueblo que había sido esclavizado en Egipto. Y le explicó que él había sido elegido para ir y hacerlos libres. Pero Moisés comenzó a poner excusas por las cuales el no era el más indicado para llevar a cabo esta tarea.


Primero, Moisés cuestionó sus propias limitaciones, “¿Quién soy yo?” Lo impactante es la respuesta divina, “Yo estaré contigo.” ¿Se da cuenta? Dios nunca hará grandes cosas porque nosotros las podamos hacer. El siempre hará lo imposible a través de personas insignificantes e imposibilitadas para que nadie presuma de nada sino únicamente del poder maravilloso de Dios.


Segundo, Moisés preguntó por el nombre de Dios para decirle a los israelitas quién le había enviado. Dios le dijo que El era, “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Sin duda que esta generación no había experimentado los maravilloso prodigios divinos. Pero habían oído hablar de todo y cuanto El había hecho pos los antepasados tan respetados y admirados de este pueblo.


Hoy en día, usted y yo debemos oír la voz de Dios que nos manda trabajar en Su obra. Y debiéramos obedecer sin poner excusas. Es normal pensar, “Pero, ¿por qué yo? No tengo educación ni experiencia. No sé cómo hacer esto.” Sin embargo Dios nos responderá que El está con nosotros. Y eso es más que suficiente para obedecerle, confiando que El nos dará la victoria. No solo eso, sino que además, recordemos que el mismo Dios que hizo maravillas y grandes milagros con nuestros antepasados es el mismo que hoy nos llama a servirle. Lo imposible lo hará El mientras nosotros nos dejemos usar como simples instrumentos.


Dejémonos ya de excusas y sirvamos a Dios en el 2009 con todo nuestro corazón.

Monday, January 26, 2009

PADRES INTREPIDOS


En Exodo 2:1-10 se nos habla acerca de la historia de unos padres muy valientes. Estas personas fueron caracterizadas por su intrépida acción. El faraón de aquel entonces había establecido que todo hijo varón que naciera en el pueblo de Israel debía ser echado al río para que muriera. Esto lo hizo ya que los hebreos, “…más se multiplicaban y se extendían, de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo…”


La Biblia dice que estos padres escondieron a ese niño durante los primeros tres meses. ¿Se puede usted imaginar tratando de ocultar a un bebe por los tres primeros meses después de nacido? ¡Sería imposible! Uno nunca sabe cuándo el bebe va a llorar de hambre o de malestar. Pero aún así estos padres lo protegieron. Y cuando ya no lo pudieron ocultar, decidieron ponerlo en una canasta dentro del río y esperar en Dios para ver qué sucedería. Mientras la canasta avanzaba, la hermana mayor del niño le seguía la pista para ver dónde llegaría.


Dios honró la determinación de estos padres ya que aquel mismo día la hija del faraón se encontraba bañando en el río. Al ver la canasta, ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella y cuando la abrió, vio que dentro estaba el niño. La hija del faraón fue movida a misericordia y se preguntaba cómo lo iba a cuidar. Fue entonces que la hermana del bebe salió al encuentro para ofrecerle ayuda en buscar quién cuidara al niño. La hija del faraón estuvo de acuerdo y se lo devolvió a la misma y verdadera mamá para cuidarlo. ¡Qué cosas tan extraordinarias hace Dios!
Estos padres no estuvieron dispuestos a cumplir con las órdenes injustas del faraón. Decidieron arriesgar sus propias vidas con tal de mantener al niño con vida. Dios los honró permitiéndoles crecer al niño durante la etapa más importante de su desarrollo. Sin duda que le enseñaron acerca del cuidado tan especial que Dios había tenido para con él. Sin duda que le hablaron acerca de un plan muy grande que Dios tendría para su vida. Eventualmente la hija del faraón reclamó al niño, lo adoptó como su hijo y se lo llevó al palacio a vivir con ella. Por cierto, le puso por nombre Moisés que significa, “Yo lo saqué del río.”


Si los padres de Moisés hubieran obedecido las órdenes del faraón, hubieran acabado con la vida del mismo libertador del pueblo judío. Si los padres hubieran considerado que el riesgo era muy grande, se hubieran lamentado eventualmente. Es por eso que Dios aborrece el aborto. Uno nunca sabe cuáles son los planes para ese niño o niña. Pero la Biblia nunca se equivoca cuando dice, “Tu sabes cómo fui formado, poquito a poquito. Como fui esculpido de nada hasta ser algo. Como un libro abierto, me viste crecer desde la gestación hasta mi nacimiento; todas las etapas de mi vida estaban abiertas para Ti. Los días de toda mi vida estaban todos preparados aún antes que yo viviera uno solo de ellos” (Salmo 139:16 – El Mensaje)

Saturday, January 24, 2009

DIOS PUEDE MARCAR LA DIFERENCIA


En Génesis 50 leemos acerca de un incidente muy triste. Jacob, el padre de José, murió. Esto causó gran conmoción en Egipto. Por siete días la nación entera lloró por Jacob. Después de esto José pidió autorización de Faraón para ir hasta Canaán a enterrar a su padre. Al ir a aquel lugar, le siguió una gran multitud de dignatarios egipcios juntamente con familiares y una escolta militar.


Es increíble lo que Dios hace en la vida de personas que se rinden por completo a El. Jacob había sido un usurpador. Se había aprovechado de su hermano Esaú para tomar la primogenitura que no le correspondía. En lugar de esperar el cumplimiento de las promesas divinas, creyó que estaba en todo el derecho de arrebatarlas. Por sus actos ilegales tuvo que huir de su hogar para vivir con su tío en un lugar lejano. Allí se enamoró de una mujer pero el padre de ésta lo engañó y le dio por esposa a la hermana mayor. Jacob tuvo que trabajar muchos años más para finalmente casarse con la mujer que amaba. Eventualmente tuvo que regresar a su casa para confrontar al hermano que había engañado. Dios le dio bendición y gracia para que su hermano lo recibiera e hicieran la paz. Sus hijos también engañaron a este engañador ya que un día vendieron a su hijo preferido, a José, y luego le dijeron que una bestia salvaje lo había devorado. Lloró amargamente esta terrible noticia.


¡Qué vida tan llena de tragedia! Pero que interesante que en el día de su muerte fue reconocido y enterrado con todos los honores que solamente un dignatario merecía. Que también así sea nuestra experiencia personal. Que a nuestro nacimiento la gente haya reído de alegría y que a nuestra muerte, la gente llore de profunda tristeza. Que sientan que nuestra vida hizo un impacto en ellos y no que suspiren de alivio por nuestra partida. No importa lo que hayamos sido, si aceptamos a Cristo como Salvador y permitimos que obre, El cambia nuestra vida.

Friday, January 23, 2009

¿POR QUE LLORO JESUS?


La lectura de hoy se encuentra en Lucas 19. Se nos cuentan varias historias, pero la más interesante es la de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Estaba ya cerca el tiempo de la Pascua. La ciudad estaba llena de visitantes que venían de diversos lugares para adorar. Y fue así que Jesús dio órdenes a Sus discípulos para que le trajeran un pequeño asno sobre el cual entraría a la ciudad. ¡La gente comenzó a aclamar a Jesús! Pero aun así, el relato bíblico dice que “cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella.” ¿Por qué esta reacción? ¿Acaso no era esto lo que Jesús tanto había esperado?

Jesús lloró porque nadie pudo reconocer los grandes prodigios que Dios había hecho en el pasado. La gente sabía que estaba en Jerusalén para participar en un ritual significativo. Pero se les había olvidado lo que esto representaba en verdad. La Pascua era un recordatorio de cómo Dios los había sacado de Egipto a pesar de la oposición de Faraón. Dios había enviado nueve plagas contra los enemigos de Israel. Ellos dudaron que Dios hubiera estado en medio de aquellas prodigiosas señales. Los mismos hechiceros de Faraón pudieron copiar algunas de estas señales. Pero lo que no pudieron hacer fue detener al ángel que Dios había enviado para quitar la vida a todo primogénito de Egipto. Tampoco pudieron detener a la gente de Egipto de darle al pueblo de Israel todo y cuanto tenían en oro. Finalmente, no pudieron hacer nada cuando Dios abrió el Mar Rojo para permitir que Su pueblo pasara en seco. Cuando los ejércitos de Faraón quisieron atravesar, Dios cerró el mar y allí mismo murieron todos los que perseguían a Israel. Egipto quedó en total ruina. La población entera estaba de luto, todo el oro había sido quitado y el ejército mismo había desaparecido. Ahora que Jesús entraba a Jerusalén, nadie había que recordara estas poderosas obras. Qué triste que hoy nosotros nos olvidemos de lo que Jesús ha hecho por nosotros. Qué triste que participemos de ceremonias tan significativas como la Cena del Señor mientras nos olvidamos de lo que en realidad estamos haciendo.

Jesús lloró porque la gente no estaba enfocando en Su autoridad, sino en los eventos que ocurrían en aquel mismo instante. No los emocionaba mirar que las Escrituras se estaban cumpliendo, sino el hecho de que Jesús había logrado domar un animal que no estaba acostumbrado a llevar carga alguna sobre su lomo. Sin duda que la gente se emocionó por la reacción de otros. Quizás ni sabían qué estaba ocurriendo, pero se unieron a la celebración. Así sucede hoy en día cuando quitamos el enfoque de Jesús y lo centramos en otras cosas que no nos ayudan en nada. Nos parece más importante quién canta que a Quien le cantamos. Nos parece más importante quién predica que a Quien predicamos. A veces no sabemos ni por qué aplaudimos o gritamos. Simplemente lo hacemos porque los demás lo hacen.

Jesús lloró porque los líderes religiosos estaban enfocados en lo que habría de suceder. Sus corazones y mentes estaban llenas de odio hacia Jesús y ya habían comenzado a hacer planes para matarlo. Para ese entonces, ya Judas estaba tramando cómo traicionar al Maestro. Ninguno de ellos pudo evaluar el hecho que delante tenían al Mesías tan esperado. Simplemente vieron amenazadas sus anémicas formas de buscar a Dios. ¡Cuántos de nosotros hoy en día somos como aquellos líderes religiosos! No queremos permitirle a Dios que obre en las áreas ocultas de nuestra vida. Nos incomoda que entre a nuestro corazón porque sabemos que encontrará muchas cosas fuera de orden.
Si Jesús entrara hoy a su vida, ¿se pondría a llorar? Recuerde que si usted mantiene vivo el recuerdo de dónde Dios le sacó, si mantiene un enfoque claro de adoración al entrar en Su presencia, y si perdura en la esperanza de que el Salvador viene pronto, no habrá razón alguna para que Jesús llore.

Wednesday, January 21, 2009

DIOS NOS HA TRAIDO HASTA AQUI


La lectura de hoy se encuentra en Génesis 45. Aquí se nos relata la historia del encuentro entre José y sus hermanos. Muchos años habían pasado desde la última vez que se vieron. Pero sin duda que en el corazón de José se amotinó una ola de recuerdos amargos: La maldad de sus hermanos al echarlo en el pozo seco; el momento en que lo vendieron como esclavo; la forma en que la esposa de Potifar lo acusó injustamente; su largo tiempo en la cárcel. Y todo esto había ocurrido a causa de este grupo de hombres que ahora estaba delante de él implorando ayuda.


¡Qué fácil hubiera sido exterminarlos a todos! ¡Qué satisfacción para José el vengar todos sus momentos de angustia y desesperación! Pero esto no sucedió. Después de echar a todos sus siervos de la corte, no pudo resistirlo más y se manifestó a sus hermanos. ¡Qué momento tan aterrador habrá sido para aquellos hombres malos! Para José fue un momento de llanto que todos en Egipto se enteraron. Este no fue un llanto de amargura ni de odio. Fue un momento de luz en el cual José finalmente comprendió el propósito divino. No eran sus hermanos quienes lo habían enviado hasta aquí. Era Dios que lo había puesto en el lugar correcto y en el tiempo apropiado para cumplir sus sueños y preservar la vida de sus hermanos. Las palabras de consuelo de José hacia sus hermanos son exquisitas ya que dijo, “Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas. Desde hace dos años la región está sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años más en que no habrá siembras ni cosechas. Por eso Dios me envió delante de ustedes para salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la tierra. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto.”


Hoy podemos entender que cuando estamos conscientes de todo lo que Dios ha hecho a nuestro favor, no podemos aferrarnos a rencores ni amarguras. Lo que pasó ayer no fue simplemente lo que nuestros padres, hermanos, tíos o primos quisieron. En todo, la mano de Dios estaba allí para guiar nuestra vida y traernos al punto actual de nuestra historia. Así que dejemos a un lado los odios y pleitos por lo que nos hicieron. Demos gracias a Dios que en medio de la dificultad, Su plan y Su voluntad se cumplieron. Y aunque hubieran habido aparentes contratiempos, Dios los usó para manifestarse como nuestro Salvador. Amemos a los demás y demos gracias.

Tuesday, January 20, 2009

ACUERDESE DEL SAMARITANO


Hoy leemos en Lucas 17:1-19 acerca de la historia de los diez leprosos. Hay muchas lecciones interesantes que de aquí podemos aprender. Por ejemplo, la Biblia dice que Jesús atravesó la región de Samaria en su camino a Jerusalén. Sin duda que pudo haber elegido una ruta diferente para así no pasar por esta área en donde habitaban los más consagrados enemigos de los judíos. Pero para Jesús no hay diferencia de personas. El siempre pasa por donde nadie más quiere para ayudar a quienes tanto lo necesitan.


Al entrar a un pueblo, le salieron al encuentro diez hombres con una grandísima necesidad. Los diez estaban contaminados por la lepra. Esta era una enfermedad que comenzaba con la descoloración de la piel del individuo. Eventualmente se formaban unas úlceras que al secarse, causaban que la piel se cayera juntamente con la parte afectada. Esto producía serias deformaciones en la persona ya que podía perder la nariz, los dedos, las manos, las orejas, la mandíbula, etc. Al ocurrir esto, el individuo debía cubrirse por completo para no mostrar sus deformidades. Se envolvían la cara y las manos y esto los hacía fácil de identificar como enfermos. Siendo que la enfermedad era altamente contagiosa, las personas contaminadas debían ser expulsadas de los pueblos. Si entraban a algún lugar público, debían anunciarse como leprosos ya que si no lo hacían corrían el riesgo de ser apedreados. No tenían derecho de ver a sus familias ni mucho menos de presentarse en el templo. Unicamente el sacerdote tenía la autoridad de declararlos limpios y entonces podían reincorporarse a la vida social.


Esto es lo que aquellos hombres enfermos confrontaban. Pero no contaron con enfrentarse con Aquel que todo lo puede. En su terrible situación, habían escuchado hablar de Jesús, el Sanador. Se propusieron encontrarse con El y lo lograron. Antes que Jesús pudiera entrar a aquel pueblo, se interpusieron en el camino y desde la distancia le gritaron, “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!” Jesús no los tocó, no oró por ellos, no hizo lodo con su saliva y se los aplicó. Simplemente les dio una orden, “Vayan a presentarse a los sacerdotes.” Lo admirable es que aquellos hombres no dudaron. Inmediatamente obedecieron a Sus palabras. Por el camino, comenzaron a notar cambios. Sintieron el poder milagroso de Dios sobre sus cuerpos quebrantados. Se sintieron libres de aquellos vendajes que por mucho tiempo los había oprimido.


Uno de ellos se detuvo. Se dio cuenta que aquella sanidad no era mera coincidencia ni suerte. ¡Jesús lo había sanado! Sin duda que habló a los demás acerca de regresar al Sanador para darle gracias, pero nadie hizo caso. Pudiéramos pensar en más de nueve excusas por las que esos hombres no quisieron regresar. Pero aquel samaritano, siendo lo que los judíos consideraban lo más vil, sintió la urgencia de regresar para dar gracias a Dios.Hoy, piense en todo lo que Jesús ha hecho por usted. Le ha librado del pecado y la enfermedad. Nos ha permitido volver a reunirnos con nuestras familias que antes habían estado alejadas. ¿No cree que sea tiempo de ser agradecidos? Acuérdese de aquel samaritano. Recibió más grande bendición que los otros nueve.

Monday, January 19, 2009

DIOS ESTABA CON JOSE


Hoy leemos en Génesis 39 acerca de los eventos que ocurrieron en la vida de José al llegar a Egipto. Sus hermanos lo vendieron como esclavo a una tribu de ismaelitas que viajaban hacia aquel lugar. Una vez allí, ellos lo vendieron a Potifar, un funcionario de Faraón y capitán de la guardia. Tal parecía como que las cosas iban a mejorar para José. Estaba bajo el cuidado de una persona poderosa e influyente y vivía en un lugar donde no le faltaba nada y lo trataban bien.


Sin embargo, notamos que la esposa de Potifar se encaprichó con él y comenzó a hostigarlo. Constantemente lo molestaba para que se acostara con ella. Sin duda que esto aparentemente hubiera aumentado la influencia de José dentro de aquella casa. Pero su respuesta a estas propuestas indecorosas fue rotunda, “Mire, señora: mi patrón ya no tiene que preocuparse de nada en la casa, porque todo me lo ha confiado a mí. En esta casa no hay nadie más importante que yo. Mi patrón no me ha negado nada, excepto meterme con usted, que es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer tal maldad y pecar así contra Dios?” José estaba consciente de la confianza que su patrón le había otorgado, estaba sumamente agradecido con la protección divina y eso no le permitía pecar contra Dios cometiendo una falta tan terrible.


La mujer de Potifar se sintió ofendida por el desprecio de aquel muchachito. Finalmente lo acusó de intento de abuso y Potifar creyó esta terrible mentira y mandó a José a la cárcel. Lo que impacta mi vida son las palabras que la Biblia da acerca de esta situación, “Pero aún en la cárcel el Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su amor.”


Quizás usted está pasando por alguna situación difícil que parece nunca acabar. Parece como que el mundo entero estuviera en su contra. No ha terminado de salir de una prueba y ya lo han involucrado en otra más difícil. La aparente solución sería pagar con la misma moneda. Lo más lógico fuera responder con el mismo tipo de ataque. Sin embargo, recuerde a José. Dios estaba con él durante las mas terribles experiencias de su vida. De la misma forma hoy, Dios estará con usted si usted se mantiene firme y evita mancharse con el pecado.

Saturday, January 17, 2009

CUIDADO CON LA ENVIDIA


La lectura de hoy se encuentra en Génesis 37. Y alli es donde aprendemos cuán terrible es la envidia. Pero, ¿qué es? De acuerdo al diccionario, es “consciencia dolorosa o resentida por una ventaja que otra persona ha disfrutado unida al deseo de poseer aquella misma ventaja.” En simples palabras, no tener lo que otros poseen.


El joven José disfrutaba de una ventaja que sus demás hermanos no tenían. La Biblia dice que su padre, “amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su vejez.” Y José sabía que era el preferido. Esto se hace evidente cuando “solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos suyos.” También, su padre le había mandado confeccionar una túnica de muchos colores la cual lo hacía sobresalir por encima de todos sus demás hermanos. Finalmente, para complicar las cosas aún más, José tenía sueños extraños en los que, a través de la representación de objetos comunes, veía a sus hermanos postrándose delante de él.


Todo esto llevó a los hermanos de José a odiarlo. Tanto fue el odio, que a la primera oportunidad, se deshicieron de él. Es interesante notar que pensaron en matarlo, pero como Dios estaba con José, su hermano Rubén se opuso a una acción tan drástica. Tristemente, lo echaron en una cisterna seca y mientras comían vieron acercarse una caravana de ismaelitas que iban rumbo a Egipto. Fue entonces que Judá tuvo la gran idea de vender a José como esclavo. Esta era una acción tan terrible como matarlo. Un esclavo ya nunca más tendría la posibilidad de ser libre. Un esclavo perdía todos sus privilegios y derechos. Lo peor de todo es que Egipto estaba demasiado lejos como para que un día lo volvieran a ver. Es como si en realidad lo hubieran matado. Aún así, Dios estaba con José.


La lección que hoy podemos aprender de nuestra lectura es que la envidia no trae nada bueno. Nos llevará a cometer acciones y a adoptar actitudes que pudieran destruir a otros. A la misma vez, si Dios nos ha favorecido, no debiéramos abusar de esa ventaja. Dios tuvo que alejar a José de todo y cuanto le era familiar para así cumplir el propósito perfecto en su vida. Cerca de sus padres y hermanos, José no lo hubiera logrado. Así mismo, permitamos que Dios cumpla Su perfecta voluntad en nosotros. El sabe muy bien lo que hace aunque hoy no lo podamos comprender. Y es por eso que no debemos envidiar las ventajas que hoy disfrutan los demás.

Friday, January 16, 2009

DISPUESTO SIEMPRE A SANARNOS


La lectura de hoy se encuentra en Lucas 14. Aquí aprendemos que Jesús fue invitado a un banquete en casa de un fariseo muy prominente. Es curioso notar que en esa fiesta estaba presente un hombre enfermo. Es difícil creer que esta persona hubiera sido invitada por aquellos hombres que presumían de ser tan especiales. Pero pudiéramos pensar en dos teorías:
Primero, que había sido traído ya que era el Día de Reposo y los fariseos querían ver qué era lo que Jesús haría. En otras palabras, lo habían llevado allí para tenderle una trampa. Segundo, este hombre era familiar del fariseo importante y no pudiendo reconocer el poder y la autoridad de Cristo, lo presentó en la fiesta esperando y deseando intensamente que Jesús lo sanara. Personalmente creo que la primera opción es la que mejor explica esta situación.


Jesús llamó a aquel enfermo hidrópico (esta era una enfermedad que causaba la hinchazón de todo el cuerpo debido a la retención de líquido) a que se pusiera de pie ante todos en la fiesta. El hombre obedeció y entonces Jesús preguntó a los líderes religiosos si era correcto sanar en el Día de Reposo. Siendo que nadie respondía nada, Jesús sanó al enfermo. Pero juntamente con la sanidad trajo una importante enseñanza. Si como humanos nos preocupamos por el rescate de una vaca o de un burro que se cayeran en un pozo, ¿cuánto más se ha de consternar Dios por nuestro bienestar?


Tristemente, nosotros escogemos lo bueno para nosotros y no nos interesamos por el bien de los demás. Entonces, al ver a otros en dificultades y estando nosotros sin problemas, se nos hace fácil criticar y juzgar duramente a otros. ¡Qué bueno es pensar que Dios no es así! ¡Qué maravilloso es saber que El siempre tomará el tiempo para llamarnos ante Su presencia! Y allí, delante de El, aunque otros critiquen, El estará presto para sanarnos.

Thursday, January 15, 2009

LECCIONES SOBRE COMO RECONCILIARSE


La lectura de hoy se encuentra en Génesis 33. Se relata la historia del encuentro entre Esaú y Jacob. Estos hermanos habían cometido muchos errores y en el proceso se habían herido gravemente el uno al otro. El dolor de la traición era tan grande que Esaú juró matar a Jacob (lea Génesis 27:41). Pero ahora el momento del reencuentro había llegado. Era una tarea muy difícil y Jacob temía por su vida. Pero es interesante notar que siguió ciertas pautas antes de salir al encuentro con su hermano.

Primero, Jacob dividió a su familia en grupos. Puso a algunos de sus hijos al frente de la caravana, a otros en medio y al resto al final. Pero dese cuenta que él mismo fue a la cabeza de todo el grupo.

Segundo, se postró siete veces antes de llegar a su hermano como una señal de respeto y sujeción. Note también que Jacob había enviado regalos delante de él para su hermano. Entonces la familia completa de Jacob se postró ante Esaú.

Finalmente, Jacob le habló a su hermano palabras bondadosas y tiernas. No hubo acusaciones ni griterías ni recriminaciones. Todas sus palabras fueron calmadas y nobles.

Hoy aprendemos la importante lección de cómo dar correctos pasos hacia la reconciliación con aquellos de quienes nos hemos distanciado por mucho tiempo. Primero, somos nosotros quienes necesitamos enfrentar la situación. No necesitamos enviar a nadie más para decir cosa alguna ya que debemos confrontar nuestros propios problemas. Segundo, debemos acercarnos a quienquiera que hayamos ofendido con una actitud de respeto y sujeción. No podemos hacer esto pensando en cómo hemos sido lastimados o cuán heridos hemos sido por los demás. Tercero, un regalo usualmente será señal de disponibilidad para resolver el problema. No tienen que ser un montón de camellos (eso fue lo que Jacob envió), pero quizás pudiéramos enviar los dulces favoritos de la otra persona o una tarjeta de regalo para su restaurante preferido. Cualquier cosa que fuera evidencia de un gesto de buena voluntad. También, debemos asegurar que aquellos a nuestro alrededor muestren el respeto adecuado a la otra persona a la que nos acercamos. Esto es muy importante ya que no debemos infectar a otros con nuestros propios puntos de vista. ¿Cómo podremos reparar la situación con alguien si hablamos de forma despectiva a los que nos rodean? Finalmente, debemos hablar palabras tiernas y nobles. No podemos acudir a alguien acusando y culpando. Debemos recordar lo que la Biblia dice en Proverbios 15:1, “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego” (Nueva Versión Internacional).

Recuerde estas lecciones acerca de la reconciliación y le harán a su quebrantado corazón y a sus relaciones afectadas mucho bien.

Tuesday, January 13, 2009

OREMOS SIN DETENERNOS


En Génesis 30:22-44 aprendemos acerca de la historia de Raquel. Ella, juntamente con su hermana Lea, eran esposas de Jacob. Tal pareciera que ambas competían por el amor y la atención del esposo. Dios bendijo a Lea y ésta le dio a Jacob seis hijos varones y una niña. Pero Raquel estaba sumamente triste porque no podía quedar embarazada. Es indudable que ella oraba constantemente por un milagro en su vida. Esto se puede comprobar cuando la Biblia dice, “Pero Dios también se acordó de Raquel; la escuchó y le quitó la esterilidad.” Después de mucho tiempo, ¡Raquel pudo abrazar su milagro!



Hoy en día, ¿cuántos de nosotros somos como Raquel? Ella no se cansó de insistir en su plegaria ante Dios. No se dio por vencida hasta que no vio el milagro en sus brazos. Y aunque tuvo sus momentos de desesperación, no cedió a la derrota. Así deberíamos ser nosotros. Sigamos el mandato que la Biblia nos da, “Oremos sin detenernos.” Solamente así hemos de ver nuestro milagro hecho una realidad.

Monday, January 12, 2009

SEÑOR, ENSEÑANOS A ORAR


En Lucas 11:1-13 encontramos la historia de Jesús enseñando a Sus discípulos a orar. ¡Cuán increíble habría de ser ver a Jesús orando! Y sin duda que ese ejemplo es lo que motivó a alguno de los discípulos a decir, “Señor, enséñanos a orar…” Jesús les dejó un modelo de oración que hasta hoy es importante para nosotros.


Primero, debemos acercarnos a Dios reconociendo Su grandeza y Su relación con nosotros. El es “Padre.” No tenemos nada que temer al acercarnos a El. No debe haber en nosotros ninguna desconfianza. Sin duda que no todo lo que le pidamos nos dará, pero El será un Padre justo al respondernos. A la misma vez, debemos dirigirnos a El con gran respeto. El nos da Su confianza, pero no debemos olvidar nunca que El es Dios. Al santificar Su nombre, reconocemos que El está apartado de todo lo común y familiar con lo que nosotros estamos acostumbrados. El es único y Su nombre es sobre todo nombre.


Segundo, aún antes de presentar nuestras peticiones debemos pedirle que, “Venga tu reino.” Esto significa que buscamos Su voluntad antes que nuestra propia satisfacción. De nada sirve obtener lo que queremos si no tenemos Su autorización. Y aunque El no respondiera de la forma en que nosotros quisiéramos, sepamos darle gracias y esperar los resultados de Su decisión.
Tercero, hagámosle conocer todas nuestras necesidades. Desde lo más simple hasta lo más complicado, El desea conocer cada una de nuestras necesidades. Nada hay oculto para El. La Biblia dice que aún antes de que abramos nuestra boca, El ya conoce de lo que tenemos necesidad. Pero todavía desea oírlo de nuestra boca.


Finalmente, pidamos Su perdón. Aunque tuviéramos todo en este mundo, sin el perdón divino, no pudiéramos disfrutar de una vida normal. Recordemos que ningún otro puede perdonar pecados. Ningún otro puede amarnos después de nuestros fracasos. Entonces, podremos nosotros también perdonar a aquellos que nos dañan a nosotros. Porque debemos recordar que, “al que mucho se le perdona, mucho ama.”


Es tiempo de comenzar a orar. Quizás usted piense que no puede porque nos sabe cómo hacerlo. Pues entonces, el primer paso es hacer lo que hicieron los discípulos. Dígale hoy a Jesús, “Señor, enséñanos a orar.”

Sunday, January 11, 2009

NO VALE LA PENA


En Génesis 25:19-34 aprendemos acerca de Jacob y Esaú. Estos hermanos gemelos eran muy diferentes el uno del otro. El mayor, nació pelirrojo y cubierto su cuerpo de vello. Del menor no se hace mayor descripción, pero si se deja bien marcado que nació agarrado del talón de su hermano. Aún mientras crecían, estos hermanos llegaron a ser muy diferentes. Esaú se convirtió en todo un cazador a quien le gustaba el campo. Por el otro lado, Jacob llegó a ser un hombre más tranquilo y prefería quedarse en el campamento. Lo que en realidad agudizó el problema entre estos hermanos fue que “Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob.” Nunca un hogar podrá sobrevivir si los padres hacen preferencia entre sus hijos. Sean dos o diez, los hijos deben ser amados de igual forma.


Un día, Esaú llegó de su viaje de cacería y sintió gran hambre. Jacob estaba en casa cocinando y sin duda que lo que había preparado ese día olía muy rico. Esaú le pidió de comer, pero Jacob demandó recibir la herencia de la primogenitura a cambio de un plato del guisado que había preparado. Mucha gente ha juzgado a Jacob duramente de ser un engañador y abusivo. Sin embargo, Esaú no era mejor que su hermano. ¡Estuvo dispuesto a intercambiar la bendición de Dios por un momento de placer! De todas formas, desde antes que nacieran, Dios había establecido que el mayor seria siervo del menor. Y aunque esta no era la manera de hacer las cosas, Jacob se sintió justificado y Esaú pudo satisfacer su hambre.


Nos parecería que Esaú fue un tonto por cambiar toda una vida de bendiciones por un simple plato de guisado. Pero, ¿cuántas veces hemos hecho nosotros lo mismo al cambiar lo que Dios nos ha prometido por unos cuantos momentos de placer? Piénselo bien y llegará a la conclusión de que no vale la pena.

¿QIERES SER GRANDE? ENTONCES SIGUE A JESUS


En Lucas 9:37-62, capturó mi atención el hecho de que Jesús descendió del Monte de la Transfiguración para encontrase con un cuadro triste y desesperante. Después de estar en la presencia del Padre, gozando de Su comunión y de la comunión de los santos, Jesús tuvo que enfrentar la realidad de una humanidad llena de imposibilidades.


Los discípulos estaban siendo asediados por un espíritu malo que tenía poseído a un joven. Este padecía de ataques que lo hacían gritar, sacudirse con violencia y echar espumarajos. Sin duda que los discípulos habían pasado bastante tiempo tratando de sanar a este pequeño. Tristemente no tuvieron ninguna efectividad. Pero cuán maravilloso es notar que cuando Jesús llega a nosotros, no importa la imposibilidad que estemos confrontando, El tiene el poder para resolverla por completo. Pero más impactante es notar que el diablo no puede resistir ni siquiera la misma presencia de Jesús. ¡Qué bueno sería siempre habitar en la presencia de Dios! Notemos también que Jesús nunca rechaza a aquellos que le buscan en verdad. El padre del muchacho rogó que le sanara y Jesús lo hizo.


Después de este incidente, encontramos a los discípulos discutiendo acerca de cuál de ellos sería el mayor en el reino de Dios. ¡No pudieron echar fuera un demonio y ya estaban pensando acerca de quién sería el más importante! Aún así, Jesús tuvo gran paciencia con ellos y les enseñó que el menor de ellos vendría a ser el más importante. En otras palabras, no nosotros determinaremos quién sea más importante. Dios se encargará de eso a Su tiempo. Por ahora, vivamos con la inocencia y la capacidad de perdonar de los niños. Aunque nos hagan daño, sigamos amando. Aunque nos desprecien, sepamos que Dios nunca nos abandona. Y aunque seamos insignificantes para el mundo, para Dios siempre seremos los más importantes.

Thursday, January 8, 2009

DIOS DE LA IMPOSIBILIDAD Y DE LA PRUEBA


En Génesis 21:1-7 aprendemos que Dios cumplió lo que había prometido. Dios les dijo a Abraham y a Sara que El les daría un hijo. Aunque ambos dudaron y Sara hasta se rió por lo imposible que parecía esta situación, Dios cumplió lo que había hablado. Es interesante notar que “esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios.” Dios nunca se atrasa. El hace y siempre hará las cosas en Su tiempo…nunca en el nuestro.


Pero más interesante aun son los hechos que ocurrieron en Génesis 22. Después de algún tiempo, Dios le habló a Abraham y le ordenó que fuera a la región de Moria y que allí le mostraría un monte en donde debía sacrificar a Isaac, su hijo. ¿Se imagina usted la angustia tan grande de Abraham? ¿Qué hubiera hecho usted? Sin duda que yo me hubiera quejado. Quizás hubiera llorado y pedido clemencia por la vida del muchacho. Sin duda que yo mismo hubiera ofrecido mi propia vida por la de mi hijo. Pero Abraham no hizo ninguna de estas cosas. El simplemente oyó a Dios, confió en Dios y le obedeció. ¡Esto es lo que sucede cuando una persona aprende a servir al Dios de la imposibilidad! Uno llega a creer que si El pudo hacer el milagro la primera vez, ¡cuánto más las siguientes veces!


Abraham obedeció a Dios. Llevó todo y cuanto Dios le había mandado para hacer un sacrificio y llevó también a Isaac. Note que no le dijo nada a nadie, simplemente obedeció la orden que había recibido. Lo interesante de este caso es notar que Abraham le había enseñado a su hijo a hacer sacrificios delante de Dios. El muchacho notó que había fuego, leña, y el cuchillo. ¿Pero y qué del cordero? La respuesta de Abraham fue impresionante, “El cordero, hijo mio, lo proveerá Dios.” Y el muchacho quedo conforme con la respuesta. Cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac, Dios lo detuvo y tal como ellos esperaban, les proveyó un cordero. ¿Se da cuenta de la enseñanza tan importante de esta historia? Dios no esta interesado en sacrificios humanos. Nuestra sangre no puede rescatar ni limpiar nada. Unicamente la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, puede pagar el precio de nuestro pecado. No hay sacrificio alguno que nos pueda alcanzar a dar un gramo más del amor de Dios.


Este año 2009, confiemos en el Dios de la imposibilidad porque El todo lo puede. Pero estemos conscientes que también probará nuestra fidelidad y amor. ¿Le amamos por lo que nos da? ¿Le amamos solamente cuando todo va bien? ¿Estamos dispuestos a dejar a un lado los dones, las bendiciones y los privilegios? El comprobará nuestras respuestas.

Sunday, January 4, 2009

EL TEMPLO ES IMPORTANTE


¡Lucas 4:14-30 nos habla de algo muy interesante! Jesús tenía la costumbre de estar en la iglesia en el día del Señor. Siendo Dios, El no necesitaba ir al templo, pero optó hacer ésta Su costumbre para enseñarnos la importancia de estar en la Casa de Dios en el día que El ha establecido. Claro que Jesús estaba muy ocupado sanando a los enfermos y haciendo otros grandes milagros. Pero no usó esto como excusa alguna para no estar en el templo en el día asignado. Es sumamente triste que hoy, muchos “cristianos” prefieren quedarse en casa durante los días de servicio en lugar de estar en el templo para adorar a Dios. Las excusas son innumerables y creativas:


“El templo está muy lejos”
“¡Que tal si nos agarra la policía!”
“Regresé muy cansado del trabajo”
“Debo dedicarle tiempo a mi familia durante el fin de semana”
“No tengo ropa adecuada para ir al templo”


Aprendamos la lección que Jesús nos enseña hoy y procuremos estar en Su casa en los días que El nos ha asignado. El nos demostró que Su casa y el compañerismo con los miembros de la congregación son más importantes que cualquier otra cosa. Hagamos nosotros lo mismo desde hoy.