La lectura de hoy se encuentra en Génesis 33. Se relata la historia del encuentro entre Esaú y Jacob. Estos hermanos habían cometido muchos errores y en el proceso se habían herido gravemente el uno al otro. El dolor de la traición era tan grande que Esaú juró matar a Jacob (lea Génesis 27:41). Pero ahora el momento del reencuentro había llegado. Era una tarea muy difícil y Jacob temía por su vida. Pero es interesante notar que siguió ciertas pautas antes de salir al encuentro con su hermano.
Primero, Jacob dividió a su familia en grupos. Puso a algunos de sus hijos al frente de la caravana, a otros en medio y al resto al final. Pero dese cuenta que él mismo fue a la cabeza de todo el grupo.
Segundo, se postró siete veces antes de llegar a su hermano como una señal de respeto y sujeción. Note también que Jacob había enviado regalos delante de él para su hermano. Entonces la familia completa de Jacob se postró ante Esaú.
Finalmente, Jacob le habló a su hermano palabras bondadosas y tiernas. No hubo acusaciones ni griterías ni recriminaciones. Todas sus palabras fueron calmadas y nobles.
Hoy aprendemos la importante lección de cómo dar correctos pasos hacia la reconciliación con aquellos de quienes nos hemos distanciado por mucho tiempo. Primero, somos nosotros quienes necesitamos enfrentar la situación. No necesitamos enviar a nadie más para decir cosa alguna ya que debemos confrontar nuestros propios problemas. Segundo, debemos acercarnos a quienquiera que hayamos ofendido con una actitud de respeto y sujeción. No podemos hacer esto pensando en cómo hemos sido lastimados o cuán heridos hemos sido por los demás. Tercero, un regalo usualmente será señal de disponibilidad para resolver el problema. No tienen que ser un montón de camellos (eso fue lo que Jacob envió), pero quizás pudiéramos enviar los dulces favoritos de la otra persona o una tarjeta de regalo para su restaurante preferido. Cualquier cosa que fuera evidencia de un gesto de buena voluntad. También, debemos asegurar que aquellos a nuestro alrededor muestren el respeto adecuado a la otra persona a la que nos acercamos. Esto es muy importante ya que no debemos infectar a otros con nuestros propios puntos de vista. ¿Cómo podremos reparar la situación con alguien si hablamos de forma despectiva a los que nos rodean? Finalmente, debemos hablar palabras tiernas y nobles. No podemos acudir a alguien acusando y culpando. Debemos recordar lo que la Biblia dice en Proverbios 15:1, “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego” (Nueva Versión Internacional).
Primero, Jacob dividió a su familia en grupos. Puso a algunos de sus hijos al frente de la caravana, a otros en medio y al resto al final. Pero dese cuenta que él mismo fue a la cabeza de todo el grupo.
Segundo, se postró siete veces antes de llegar a su hermano como una señal de respeto y sujeción. Note también que Jacob había enviado regalos delante de él para su hermano. Entonces la familia completa de Jacob se postró ante Esaú.
Finalmente, Jacob le habló a su hermano palabras bondadosas y tiernas. No hubo acusaciones ni griterías ni recriminaciones. Todas sus palabras fueron calmadas y nobles.
Hoy aprendemos la importante lección de cómo dar correctos pasos hacia la reconciliación con aquellos de quienes nos hemos distanciado por mucho tiempo. Primero, somos nosotros quienes necesitamos enfrentar la situación. No necesitamos enviar a nadie más para decir cosa alguna ya que debemos confrontar nuestros propios problemas. Segundo, debemos acercarnos a quienquiera que hayamos ofendido con una actitud de respeto y sujeción. No podemos hacer esto pensando en cómo hemos sido lastimados o cuán heridos hemos sido por los demás. Tercero, un regalo usualmente será señal de disponibilidad para resolver el problema. No tienen que ser un montón de camellos (eso fue lo que Jacob envió), pero quizás pudiéramos enviar los dulces favoritos de la otra persona o una tarjeta de regalo para su restaurante preferido. Cualquier cosa que fuera evidencia de un gesto de buena voluntad. También, debemos asegurar que aquellos a nuestro alrededor muestren el respeto adecuado a la otra persona a la que nos acercamos. Esto es muy importante ya que no debemos infectar a otros con nuestros propios puntos de vista. ¿Cómo podremos reparar la situación con alguien si hablamos de forma despectiva a los que nos rodean? Finalmente, debemos hablar palabras tiernas y nobles. No podemos acudir a alguien acusando y culpando. Debemos recordar lo que la Biblia dice en Proverbios 15:1, “La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego” (Nueva Versión Internacional).
Recuerde estas lecciones acerca de la reconciliación y le harán a su quebrantado corazón y a sus relaciones afectadas mucho bien.
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